La segunda era
observa la dinámica
comercializadora de bienes y
servicios como un ejercicio
distante de la cotidianidad empresarial
. Existían esporádicas incursiones en la exposición para la venta ,pero con una
frágil consistencia sujetada a muy espaciados encuentros , ferias ,
concursos. El trabajo debe
amarrarse a una agenda puntual ,
abundante en eventos sólidos en cuanto a sus posibilidades de
comercialización de productos y
servicios.
Sobre
la
presencia empresarial , es claro que se presentan atractivos para el
sector privado . “ Existen
deducciones tributarias a los
propietarios –privados o públicos de Bienes de Interés Cultural –BIC-
lo que
permite conservarlos e insertarlos , por ejemplo, en dinámicas de
interés cultural; deducciones a las personas y empresas que inviertan
en Planes Especiales
de Salvaguardia de manifestaciones inmateriales , asunto significativo
dado que
el mayor aporte a grandes eventos
culturales proviene de los empresarios”.
Hoy estamos
convencidos que es viable el
fortalecimiento de las Industrias Culturales
bajo una actitud abierta y
rentable como el Mercado Cultural Rotativo ,MCR , cuyas aplicaciones persiguen la estabilidad económica
del sector con autosostenibilidad.
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