El gestor es absolutamente distinto a un
administrador o un gerente cultural. El administrador cultural es un individuo
que dirige una institución, que tiene clara su misión y cómo lograr sus
objetivos haciéndolo lo más rentable posible. El gerente busca a partir de su
misión, mayor crecimiento en su organización y obtener mayores beneficios. El
gestor asume ambos roles pero además gesta proyectos y los lleva a cabo.
El gestor también asume como atributos el saber
armar equipos de trabajo capacitados y polifuncionales, la creatividad para
sustentar proyectos, el trabajar desde y para la institución y no como etapa de
transición o trampolín para obtener beneficios o cargos políticos. Por esto, no
es menor en las cualidades del gestor; la ética como principio básico para todo
el quehacer
Finalmente, el gran peligro que acecha al gestor
cultural a lo largo de su carrera es el repetirse y ser rutinario. Esto no
tendría resistencia alguna en el tiempo, porque todo y todos se acoplan de
manera mecánica a un esfuerzo común, pero luego de varios años manteniendo esa
misma rutina, podría llegar a verse atrasado y anquilosado. De allí la importancia
de que este gestor esté permanentemente informado de lo que acontece en el
mundo, no sólo en lo referente a cultura, sino a los cambios políticos y
sociales que se vayan sucediendo.